Este artículo es el nº14 de la serie relacionada con el Mindfulness: Espíritu Zen
El Zen deriva de una tradición de monjes budistas que decidieron retirarse a las montañas y a los bosques para dedicarse exclusivamente a la práctica de la meditación enseñada por el Buda. Así, de manera poco organizada, fue naciendo la llamada Escuela de Dhyana. Dhyana es un término sánscrito que significa “absorción de la mente” y designa el estado de conciencia propio de la meditación budista. Dhyana se convirtió en Ch’an na, en chino. Más tarde la expresión quedaría abreviada en Ch’an. Zen es la transcripción fonética al japonés del término chino Ch’an.
La enseñanza del budismo zen no está basada en las escrituras, sino que es transmitida de corazón a corazón, de maestro a discípulo, a través de la realización de la propia naturaleza original que tiene lugar gracias a la práctica de la meditación zen.
El método que aplican los cultivadores del Zen se apoya fundamentalmente en 2 cuestiones:
1. OBSERVACIÓN / AUTO-OBSERVACIÓN
La importancia de observar es que nos lleva a centrarnos en el momento presente. No podemos observar recordando el pasado o imaginando el futuro, hemos de llevar la atención al presente, al objeto observado.
En el Zen la observación se lleva a las actitudes propias: examinar y conocer lo que hablamos y lo que hacemos.
También se observa el pensamiento propio: hay que saber qué se está pensando; al no hacerlo llegamos a perder el tiempo. Nuestra actividad mental debe ser estable, segura y tranquila. La observación del pensamiento hace posible que podamos dirigir nuestra atención y situarla donde convenga. Este discernimiento es lo que se conoce en el Advaita como VIVEKA.
2. DESAPEGO
Capacidad de dejar de darle importancia al cuerpo y las situaciones que nos rodean. La vida está llena de altibajos, a los que no hay que prestar demasiada atención; ni a la felicidad, ni a la tristeza; siempre hay que estar igual sin afectarse por los altibajos.
Tanto la observación del presente como la actitud desapegada, sin juzgar, son dos pilares principales en los que se basa la práctica del Mindfulness. Luego, podemos convenir en que la esencia del Zen y el Mindfulness es compartida.